Entre el temor y el temblor en que nuestras vidas discurren, la tuya no podía ser una excepción. Aunque quizás no se encuentre en los días de hoy una situación tan radicalmente dramática como la tuya, la de alguien que, siendo tan humano, se niega a absolver a su propia especie, alguien que a sí mismo no se perdonará nunca su condición de hombre. No todos lo agradecerán la violencia. Yo te pido que no la desarmes.José Saramago

