El principal problema de la educación secundaria, a mediano plazo, no es sólo que el estudiante abandone el sistema como, por el contrario, que no lo abandone, y vayan pasando de curso en curso sin un logro mínimo de los objetivos de aprendizaje que tienen marcados. Si se ha logrado la meta ministerial de disminuir el abandono es porque apenas hay exámenes.
Últimamente se está potenciando un marco legislativo, por parte del ministerio, que de alguna manera induce en los estudiantes la falta de esfuerzo, el facilismo, el no asumir responsabilidades y compromisos.
Desgraciadamente esto está llevando a que muchos jóvenes utilicen la escuela para “pasarla bien”.
También los docentes se deben a la autocrítica.: sus estrategias educativas (claramente inducidas por las estrategias administrativas y legales del ministerio) están fundamentalmente orientadas a satisfacer el cumplimiento de todo aquello que tienda a asegurar la permanencia del joven en el sistema más que buscar y recrear las mejores condiciones para el proceso de enseñanza-aprendizaje. Concretamente, la docencia fue suplantada por la contención y la asistencia.
Las consecuencias las podemos observar con sólo estar algunas horas en una institución educativa para poder darnos cuenta del fracaso académico, de la creciente violencia en las relaciones y la insatisfacción institucional.
Está claro que la sociedad actual reclama a las instituciones educativas replantearse completamente y repensarse como una organización del tercer milenio. Al respecto se nota, por parte de la docencia, un generalizado desencanto en cuanto a las soluciones políticas que se están adoptando.
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